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Primera Fundación de Clarisas Capuchinas en México 90

No hay financiación para las obras y otras dificultades
Los problemas ahora son otros. No tienen dinero para pagar la casa ni para su adaptación. Es necesario pedir limosna por las calles de la ciudad. El señor arzobispo ha designado dos limosneros de los que no sabemos mucho más, que harían tal cometido. Empezaba para la comunidad un tiempo de sacrificios e incomodidades, de aprietos y aflicciones. El día 23 de febrero de 1.670, según cuenta en su crónica trimestral sor María de Toledo:

     “vinieron corriendo de la obra a decirnos que nos quitáramos de toda aquella parte que tocaba la obra, porque todo se venía abajo sin remedio…”
Pasaron un buen susto pues la mayor parte de la vivienda colindaba con aquella parte dañada: el torno, la portería, coro alto y el dormitorio de las jóvenes. Tuvieron que apuntalarlo todo urgentemente. Fue preciso arrimar las camas a los puntales. Pasaron mucho miedo por si había un temblor de tierra, cosa que sucedía a menudo. Resulta verdaderamente admirable el coraje y la valentía de aquellas mujeres para luchar con tantos problemas y mantener la moral de una comunidad religiosa acosada de contratiempos, obstáculos y estrecheces. En los momentos difíciles: “acordándonos de los peligros que nos libró Dios en el mar, decimos que no hay que temer ningún peligro
…”

Algunas veces, van los obreros a decirlas que les parece que da vaivenes la pared. Es como si Dios la sostuviera milagrosamente piensan las monjas. De esta manera los pisos van pasando y la obra va creciendo, aunque con hartos trabajos y contrariedades: “Dios, nos ayuda, que bien lo hemos menester”. El padre confesor, don Pedro Valverde, y el padre peregrino, don Juan de la Peña, las ayudan mucho y atienden ellos directamente a la marcha y disposición de la obra, cuando no lo pueden hacer las capuchinas, si se trata de obra exterior ya que no pueden salir de su estrecha clausura.

La obra corriendo a Dios gracias, aunque pobrecita, pero lo bastante para capuchinas y que no anden quitando y poniendo en muriéndonos…”

 

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