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La Vida Religiosa

Antes de leer más, piense qué creen que van a hablar estas páginas. Apunten, ejemplo. Las palabras que se encuentra en la vida religiosa. Podemos decir que ningunas sobras, pero pierden su sentido de la esencial. Y lo esencial, como al hablar de la vida religiosa que entraría la castidad y celibato, son el amor y el Reino. La vida religiosa resalta, al menos, cuatro elementos que sería: Tener el valor de despojarse de todo; También absoluta confianza en el Padre; Llegar a su disponibilidad total al servicio del Reino. Poner su libertad ante los bienes y su entrega a la liberación de pobres y oprimidos.

Una de las dimensiones más profunda de su vida. Acoger al Reino, y al Dios del Reino, como el único tesoro, por eso, estamos en un amor que, centrado en el Reino, lleva a compartir todo y a de poseerse de todo. Es un amor que desborda, provoca, motiva, lleva al conflicto, pero también se encuentra soluciones nada hay imposible nada hay imposible. No olvidemos no definen la pobreza consagrada el ahorro se puede decir o la austeridad, ni siquiera el desprendimiento, si no el amor.

Os pregunto. ¿Cómo usamos lo que tenemos? ¿Cómo vivimos? ¿Están Dios y su Reino en el centro de nuestros proyectos personales, comunitarios, planes y opciones de congregación? ¿En qué ponemos nuestra confianza? ¿Dónde reposa nuestra esperanza? Hay de todo pensamiento y experiencia. Quien ayudar a dialogar, a buscar, a que volvamos a decir, con alegría, Dios y su Reino son lo mejor que hemos conocido, nuestro gozo, la mayor riqueza, la vida religiosa. Perdonar si son palabras mayores, pero ha si lo ciento en la vida religiosa. se puede decir, más bien decir no es fácil, pero todo es posible con Dios, porque constatamos que hoy se plantean retos nuevos a la vivencia de la vida religiosa que entra también la pobreza evangélica. La vida religiosa que quizá son los desafíos de siempre, pero presentados bajo formas nuevas, incluso más radicales en sus retos.

Haría siguiente pregunta; ¿Cómo vivir la pobreza del discípulo de Jesús en la vida religiosa del siglo XXI? La vida religiosa queremos testimoniar la primacía de Dios y del Evangelio, mostrar cómo este abre caminos de humanización, hacer ver cómo una vida religiosa abierta al compartir, al desprenderse, al acoger es una vida de fraternidad aventurada. Hoy es el día de la vida religiosa, en el siglo XXI no pasara desapercibida y una vez más, lo importante es dejar que el Espíritu nos convierta, para la mayor gloria de Dios. No olvidemos que la vida religiosa, habla de lo que proyectamos hay muchos ejemplos podemos decir, que es otra esquina de mi habito está sujeta a la Palabra de Dios que me alimenta, porque en la vida hay una llamada también de atención sobre el absurdo de atesorar todo aquello que la polilla destruye me invita a revisar lo que atesoro; continuamente descubro nidos de polilla en mi vida, entre lo que ya he guardado. La invitación a dar gratis lo que he recibido gratis me sitúa ante la desproporción pecaminosa entre lo que recibo y lo que doy… Escribiría hacía unos textos son como lluvia y otros como espada de dos filos, pero a través de la Palabra continuamente aparece la invitación del Abba para que responda a la pobreza de quienes me rodean y luche contra las estructuras injustas. En el caso de la vida religiosa hay que tener en cuenta que, por el hecho de serlo, no tienen resuelta su vida porque la realidad es que tiene un largo camino tiene que estar siempre en alerta, porque el enemigo esta ala echo de hacernos caer, pero la vida religiosa es saberse amada y esperada por Dios y eso nos da la fuerza para suportar todo y de compartir todo de saberse implicada en la vida, en las luchas y en las alegrías de otro, el gozo de poder constatar la presencia de Dios de la vida en medio de un mundo que muchas veces parece gritar su ausencia? Hemos sido privilegiadas por Dios, como muchos otros hombres y mujeres, seglares presbíteros, no cristianos… Se nos ha enseñado la clave de la vida.

Él mismo Dios se ha hecho nuestra heredad y nos invita a lavar con él los pies a los que nos rodean y dar nuestra aportación, para dar una transformación del mundo” Y pregunto; ¿Qué más podemos querer? Solo hace falta, que el sosiego necesario, para cuidar la experiencia de Dios, para leer la vida desde la fe, para mantener el interés por la vida religiosa, porque es una ayuda primordial para la Iglesia. Donde los ritmos de vida que Dios permite saborear, gozar de la gran fraternidad que se vive en la vida religiosa. En la vida religiosa nos enseña que está muy presente la fe en la providencia, que Jesús tan enérgicamente había afirmado. Por un lado, tenemos su confesión personal de indiferencia y liberta frente a las cosas: “Todo lo puedo en aquel que me conforta” (Flp4,13)

Sor María Dolores

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