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Virgen de Lourdes, un viaje difícil y accidentado

Esa misma tarde salimos a hacernos las fotos, mi madre al día siguiente salió de Madrid donde vivíamos a Segovia, lugar de nuestro nacimiento, pues no daba tiempo a pedir por correo a mi madrina de bautismo que vivía en Segovia, las partidas de nacimiento, donde nosotras dos habíamos nacido. Aunque todo fue muy precipitado todo resulto muy bien, menos el que mi madre en el viaje cogió una erisipela.

El día señalado llevamos los documentos al colegio.
Estábamos en el colegio 400 niñas. No todas fueron pues hicieron un poco de selección, por el comportamiento religioso que vivíamos pero si salieron muchas peregrinaciones, en las que iban algunas profesoras y algunas de las religiosas del colegio.

No recuerdo el día de salida, si se fue creo en septiembre. Salimos muy temprano, la primera parada fue Burgos, la 2ª donde teníamos los alojamientos fue en Fuenterrabía. Esa noche dormimos allí, y al día siguiente muy temprano salimos camino de Lourdes, se nos entregó a cada una la mochila o bolsa, donde cada una llevaba la comida de todo el día, todo muy bien preparado, chicas íbamos unas 40, dos monjas de la Caridad del colegio, otras dos de un colegio de Sevilla muy graciosas, pues al subir a ver la catedral o el campanario invocaban a todos los santos. Con aquellas tocas antiguas que llevaban que ocupaban el doble de sitio daban a las dos lados de las paredes de las escaleras era de risa verlas, venia también alguna persona seglar desconocidas para mí.

Y a una buena distancia de Lourdes en plena carretera y esto hace 60 años, nos quedamos en ella parados, gracias que había no muy lejos un caserío o mesón. Era el tiempo en que el ayuno para la Comunión era desde las 12 de la noche sin beber ni comer. A mí me hacía mucha ilusión poder Comulgar en la gruta así es que una religiosa y yo decidimos mantenernos en ayunas en esta intención de Comulgar en la gruta difícil de cumplir en verano pero muy gratificante.

Allí en el carretera estuvimos 5 horas esperando trajesen las piezas y arreglasen el autobús. Esas horas que nos hubiese gustado estar a los pies de la Virgen….Al fin salimos ya sin percance, pero llegamos en la hora de la procesión de las antorchas, preciosa, eran las 9 de la noche, pues al ser el centenario allí había muchísima gente de todos los países. Todo era impresionante y maravilloso. Lo que sí hacia era mucho frio, una monjita le dio su manto a una niña que no podía aguantar el frio.

Fuimos a la gruta por la noche como a las 12 había misas constantemente, nos quedamos allí a una misa, la religiosa y yo que habíamos permanecido todo el día sin comer ni beber recibimos la grandísima recompensa de Comulgar allí donde la Virgen vino a visitarnos en la pequeña Bernardita. La explanada estaba a tope no nos podíamos mover. El silencio era imponente con un fervor tan grande en todos nuestros corazones que solo puede darlo el Señor.

Luego fuimos a las fuentes, mi madre me había dicho le pidiese a la Virgen que me diese la vista, que siempre la tuve mal, pero al ir a beber, el Señor me dijo le pidiese a su Madre la luz no de mis ojos que quedaron igual sino la luz de mi alma, para ver lo verdaderamente  importante de la vida. No podía ser esa luz que yo pedía más grande y no podía dejar de ser de Dios esa petición pues yo contaba solo 15 años. Posiblemente que este escrito no lo lean niñas, de esa edad, pero si llega a alguna quisiera que la Virgen iluminase  su vida como iluminó la mía que aunque muy ruin como dice Sata Teresa, si está o quiere estar encaminada a ver a Dios.

Sacamos coplas al conductor y a la jefa de la peregrinación para que nos dejasen dormir en el autobús porque habiendo llegado a las 9 de la noche, poco o nada pudimos ver, fuera de la gruta. Pero ellos habían hecho ya muchas peregrinaciones y nos hicieron caso, sino que a las 2 o 3 de la madrugada después de comprar algunas cosillas para nuestras familias y conocidos nos montamos en el coche y volvimos a Fuenterrabía.

Una se preguntaría si después de un tan gran viaje desde Madrid, merecía la pena, para tan poco tiempo. Pero yo le diría que sí, ya que la Virgen como Jesús su Hijo, no deja vencerse en generosidad y nos dio mucho más de lo que podríamos imaginar. Después de 60 años revivo aquellos días con gratitud y desde aquí en el monasterio donde esto escribo le doy gracias a Dios por el Don de la vocación que seguro se afianzo allí sino fue su mismo nacimiento.

No vimos la procesión de los enfermos que según me contaron otras compañeras de peregrinaciones anteriores son impresionantes, uno dice Señor que vea, otro Señor que oiga, así cada uno expone su necesidad.
Como es de saber tomamos el agua no solo para nosotras sino para llevar a nuestras casas y ya para terminar de la que yo llevé a mi hermano le dio a un amigo suyo enfermo de cáncer terminal, y fue curado pasando unos años, si murió pero como un buen cristiano y muy preparado.

GLORIA A DIOS Y A SU MADRE LA VIRGEN.

Sor Caridad

 

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