LAUDATO SÍ, MI Signore
Un gran Señor tenía un hijo, a quien amaba, para el hizo un grandioso jardín, con toda clase de árboles, plantas, de toda especie, para que su hijo, no le faltase nada. El hijo cuidaba de las cosas, como su padre le enseñó. Fue creciendo en edad, y se fué apartando del padre y de sus sabios consejos, de cómo cuidar su bello y hermoso jardín.
La prosperidad, las ganancias le hizo olvidarse y descuidar algunas plantas del jardín, sirviendo a su gusto de aquellas cosas que le gustaban; una fruta, una flor, lo que le producía placer lo cuidaba y hacía prosperar, otros árboles que su buen padre le había puesto medicinales, pero menos atractivos, los abandonaba y no los cuidaba, ni los podaba en la forma debida, sino que los cortaba para ganancias. Así cada vez fue suprimiendo estos árboles, que aunque no agradaban su vista, si le protegían del calor del sol y le libraban de muchos males.
Se fue aficionando a aquellos árboles o plantas vistosas, llamativas .Las otras menos llamativas las fue quitando, o no regando, ni dando abonos, se fueron secando y desapareciendo. El padre a veces por medio de expertos labradores, le decía como debía hacer, pero no les hacía mucho caso, dado que sus amigos y compañeros le alababan por su hermoso jardín, de bellas flores que les cautivaban, así despreciando, aquello que no entra por los ojos y sentidos y apreciando más el colorido y lo atractivo, fue empobreciéndose y enfermando, al haber despreciado, aquellos árboles frondosos donde se podía extraer, de sus hojas medicinales, de su sombra y de otras muchas propiedades… que le podían servir de más provecho, que su atractivo jardín y lleno de flores de colores de bella apariencia a la vista, pero flores que se marchitan y secan.
Moraleja del cuento para la vida.
El buen Padre es Dios, el hijo somos cada uno de nosotros, (porque todos; nos lo podemos aplicar)
Los árboles de bellas flores atractivas y vistosas son todas las cosas del mundo que nos rodea, que con su brillo y su atractivo, sus colores, nos ponen alegres y nos seducen. Todo es bueno porque todo fue creado por el Padre, pero en la vida no solo podemos ir buscando y aceptando lo bueno y bello a la vista, al gusto, o
al placer. Sino que también tenemos que querer y buscar, la austeridad de vida, la pobreza aceptada con amor, la mortificación en todo aquello que es virtuoso y aunque nos cueste ayuda a los demás y es medicinal y curativo de muchas enfermedades y males de nuestro tiempo.
Si todos cultivásemos, en el jardín interior de nuestra vida, de estos árboles de sombra de amor, y generosidad, para los demás; haríamos de nuestro mundo, más grato a Dios y más habitable para el hombre. (Se pueden sacar muchas más enseñanzas)
Claro si yo pongo en práctica esto y los demás no…Mejor es pensar y decir: ”un grano no hace el granero, pero ayuda a su compañero”.
Empecemos: yo, y tú a vivir con cuidados amorosos de la creación, del consumismo…y alguien nos seguirá. Y ese alguien puede extenderse a otros muchos.
Solo tenemos que empezar como las hormiguitas tan pequeñas y que poder, que unión que trabajo, y que constancia.
Sor Mª Caridad