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Bodas de Oro o Bodas de Paz...

Pero abriremos un poco la ventana interior para que las personas que les interese sepan lo que allí pasó.

Ocho hermanas de esta Comunidad decidieron celebrar juntas estas hermosas bodas de oro. 50 años de consagración a Dios no es cualquier cosa. ¿verdad?
Toda la Comunidad las acompañó en ese precioso día para ellas. Dos Padres Capuchinos celebraron la Santa Misa, las demás cooperaron con sus instrumentos musicales y sus preciosos cantos bien ensayados. Adornaron bellamente la capilla con alusiones a la fiesta.

Puede alguien preguntarse cómo es que ocho hermanas celebraron el mismo día. No es fácil de decir, quizás en otra ocasión bajemos a más detalles.
Solo adelanto que la Comunidad de Capuchinas de Granada es una Comunidad internacional se podría decir. Pues hay hermanas de casi toda España y además algunas de México, Santo Domingo, Bolivia e India.

En la imagen aparecen las hermanas que han celebrado sus Bodas de Oro. (en orden de izquierda a derecha):

Sor María Victoria, Sor Carmen, Sor María del Saliente, Sor Lucía, Sor Martina y Sor Caridad)
Sor María Gloria (en la silla) y Sor María Isabel, en la parte de atrás junto a la escultura de san Francisco de Asís.

Viniendo a dar razón de cada una de las festejadas les contaremos.
Sor Lucia, antes se llamaba Carmelina, entró a los 15 años. Nació en Chauchina (Granada)  donde existe otro convento de Capuchinas. Esta hermana era de gente adinerada, pero su familia vino a menos y le embargaron por lo que no disfruto mucho de las riquezas, conoció a Jesús en la ermita de la Virgen de su pueblo, Ntra. Sra. del Espino, donde pidió entrar en ese convento, pero por su edad no la recibieron. Orientada por una amiga que tenía un familiar en este convento de Granada, se dirigió aquí, donde hacía mucho no tenían vocaciones. La superiora había pedido a la Virgen que si le traía tres jóvenes les pondría los nombres de los tres pastorcitos de Fátima, ella fue la primera por lo que le pusieron Sor Lucía, después llegó la 2ª Francisca y la 3ª que le puso Sor Jacinta.
Nos decía en sus bodas sor Lucia: “Lo que más me gusta de la vida Capuchina es el vivir la fraternidad, el vivir la vida de familia que se vive en la vida franciscana”.

Dice tenía poca formación religiosa y desconocía aún el Sacramento de la Eucaristía, solo le llamaba la atención las imágenes del Señor, la Virgen, los Santos.
Toda la vida religiosa le gusta mucho, aunque ha tenido muchas enfermedades, se siente feliz. 

Sor Mª del Saliente (antes Magdalena) Era de Cónchar un pueblecillo pequeñito cerca del Valle de Lecrín de Granada. Sumamente alegre y divertida, se arreglaba mucho cuando por su puerta pasaba un joven que le gustaba. No faltaba al baile del pueblo. Pero un día fue a la profesión de una prima y le gustó. Pensó que si su prima había tenido novio y estaba para casarse y lo dejó para irse al convento y por tanto, podía podía ser monja ¿porque ella no?.  Dejó de ir a los bailes. Cuando le dijeron al párroco que Magdalenica no iba al baile se extrañó muchísimo y no lo podía creer pues a Magdalena le bailaban los pies solos con solo oír la música….  Por fin se vino al convento de San Antón de Granada.

También nos compartía: “Me gusta mucho la vida de Comunidad, el silencio que  ayuda a estar con el Señor en la oración”.
Tuvo idea de fundar, porque quería mayor perfección y austeridad, pero el Señor le cortó las alas ya que la quería aquí de Capuchina, y la perfección es cosa de Dios y el alma y reconoció que este era su camino.

Sor Carmen. Es también de Cónchar. Siempre tuvo deseo de ser religiosa.  El párroco de su pueblo se lo inculcaba mucho. La vocación le entro más al ver una profesión de una joven, pero ella quería mejor de Clausura por estar más con el Señor Jesús.
Como otra joven de su pueblo se había venido al convento de San Antón ella sintió el tirón del Señor y a los seis meses la siguió. Aunque al principio ella le asignaron el trabajo de cocina y cuidar gallinas que tenían en el convento, buscaba sus ratos  para  estar con el Señor.

Victoria  nos decía que “Yo sabía bien lo que Dios quería de mí”. Y eso que como falleció su madre pronto, su padre no la dejó marcharse al convento hasta cumplidos los 29 años y tuvo mucho que sufrir porque quería entregarse al Señor, pero  al final salió victoriosa como su nombre.  Su dicho es: “la vida religiosa tiene miga….”..

Continuará…..

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