Vocaciones: Cuando el Señor nos llama...
Nos cuenta que, antes de entrar en el convento, empezó a trabajar en una fábrica de bombillas, y la apreciaban mucho porque trabajaba muy bien, aunque todavía le cundía poco; y al decirle, “dentro de diez años, ya le cundirá…”, ella respondió espontáneamente: “¡pero yo dentro de diez años no voy a estar aquí!”, porque tenía muy clara su vocación. Y con este trabajito se pagó todo lo que le hizo falta para entrar en el convento.
Todas sintieron pronto la llamada del Señor.
Sor Gloria, nacida en un pueblo de Ciudad Real, nos cuenta, que con 17 años se fue a vivir a casa de un tío cura, que le daba clases, mientras que ella ayudaba en la casa. Pero lo que realmente le gustaba eran las “horas santas”, que su tía María le enseñaba, las visitas al Santísimo y estar con el Señor todo el tiempo que podía. Luego, algunas lecturas encontradas en la biblioteca de su tío, junto a las de los santos, que leían en familia, y que un día recayeron sobre san Francisco y santa Clara, fueron orientando su vocación. Nos cuenta con gracia, la alegría que experimentó al entrar en el convento, y la austeridad que se vivía, con batitas de colores hechas de retales de tela que les regalaban.
Misionera
Sor Martina se fue hacia Bolivia joven, allí estuvo primero de misionera, luego entró en la Capuchinas de Cochabamba, más tarde vino para las Capuchinas de España, y estuvo en varios conventos. Le encanta la repostería y engolosinar a las hermanas, cuando al año que viene, si Dios quiere, se ponga obrador de dulces, ella no dejará de participar. Tiene una cualidad de enterarse bien de las situaciones de nuestro mundo para encomendarlas al Señor.
A los 7 años Sor Mª Caridad sabía que no se iba a casar
Sor Mª Caridad a los 7 años sorprendió a su maestra y a su clase diciendo que no se había estudiado el sacramento del matrimonio porque ella no se pensaba casar. Las notas sobre está hermana se encuentran ya escritas por ella en esta página de internet.