Le gusta el Arte y la música (y canta en un coro). Prefiere el ensayo a la novela y el cine al teatro. Le gustan el mar y la montaña. Ama el silencio. Le preocupa la formación religiosa y teológica y desde muy joven tuvo claro que si se dedicaba a la Ciencia y, consecuentemente se formaba en los campos correspondientes, debía trabajar también en los aspectos religiosos y teológicos. Le apasiona la Liturgia. Su dedicación total a la Universidad no lo ha sido de modo exclusivo y, entre otras cosas, ha sido y es miembro activo de la Iglesia.

¿Qué ha aportado Jesús en su vida?

Jesús es, al menos eso quiero que sea, el centro de mi vida. Él es el Señor –mi Señor-, Él es la Vida – mi Vida-, mi Esperanza-, Él es el Camino. El es el Salvador, en quien me apoyo y en quien confío, a quien quiero encontrar en todos mis hermanos. Él es mi fuerza y mi energía. A Él es a quien espero encontrar al final de mi camino y, apoyada en Él y salvada por Él, entrar en la VIDA.

¿Qué opinión tiene sobre el papa Francisco?

Esta pregunta es muy difícil de responder para mí. Intentaré, no obstante, hacerlo aunque sea muy brevemente.

Me parece una persona con una gran capacidad de trabajo, empeñado en hacer cercano el ministerio petrino al pueblo de Dios, con marcado signo pastoral: es muy significativo que prefiera llamarse “obispo de Roma”.

Y con un empeño claro en afrontar los diversos y graves problemas que la Iglesia tiene en estos momentos.

¿Qué ideas propondría usted para dar a conocer nuestro convento?

Propondría una apertura, en el sentido de hacer una oferta de lo que pueden realmente ofrecernos. Creo que los monasterios de contemplativas (me gusta más y me parece mucho más significativo llamarlos así que llamarlos monasterios de clausura) pueden hacer, al menos, una doble oferta:

-Por una parte, habida cuenta del legado cultural y artístico que poseen, creo que podrían (y talvez deberían) ofrecer la posibilidad de contemplarlo (al menos en parte). Ya se que, en el caso de este monasterio, una gran porción está en el templo. Pués bien, esa porción, y otras, ofrecerlas de forma didáctica, mediante visitas guiadas u otra forma que, además de brindar la posibilidad de contemplar y entender las obras, ayudaran a un acercamiento al hecho religioso y a la historia del monasterio. Pueden ser visitas guiadas en días y horas señaladas y a las que se les hiciese la propaganda debida. Y/o algún tipo de jornada al año con un estudio más detallado… De hecho, teniendo en cuenta la reciente y magnífica restauración llevada cabo en el templo, y en otras partes del monasterio, podría ser un buen momento para pensar en realizar algo de lo que digo.  

-Por otra parte, teniendo en cuenta el gran y creciente interés que se ve en muchos sectores de la sociedad por lo, llamémosle “místico” (pensemos los cada vez más numerosos interesados por el budismo, por ejemplo), ofrecer un ámbito de oración, contemplación…Habría que pensarlo bien, pero en este terreno creo que el pueblo de Dios está necesitado de un buen servicio en este sentido y que podría venir desde, y en, los monasterios contemplativos. Se que esto no se puede improvisar, que se requiere una cierta formación para poder hacer una oferta adecuada, y que se pueden hacer desde cosas muy sencillas, como rezar alguna hora de la Liturgia de las Horas (p. e. laudes o vísperas, preparando todo debidamente) con la participación de los fieles que quieran hacerlo, hasta talleres de oración, jornadas para hacer un día de oración-contemplación, introducción a la lectio divina…Lo más sencillo que digo: ofrecer la oportunidad de rezar con los fieles alguna parte de la Liturgia de las Horas, no sería tal como hoy se realiza, sino que requeriría un mínimo de introducción y una cercanía mayor de las monjas al resto de los fieles…, talvez un mínimo ensayo de los cantos, unos cuadernitos disponibles para los fieles con los salmos que se vayan a rezar…

-Y luego están todas esas posibilidades de las redes sociales, que yo no práctico y de las que, por tanto, poco puedo decir. Solo indicaría que, en este sentido, se cuide muy mucho la calidad y la seriedad de lo que se ofrezca.

¿Qué opinión le merece el concepto de vida contemplativa?

Dicho lo que ya llevo escrito hasta aquí, creo que me queda poco por añadir. Creo que es una gran riqueza de la Iglesia, un carisma (a su vez compuesto por multitud de carismas diferentes, según las distintas órdenes) que pueden aportar mucho al Pueblo de Dios. Pero a muchos monasterios contemplativos les hago una crítica severa: se ha descuidado en gran medida la formación de las monjas.

Creo que en los momentos actuales deberían de estar en condiciones de ofrecer a los fieles espacios para el encuentro con Dios, lugares y tiempos para hacer un alto en el camino de ruídos y estrés de nuestro mundo, lugares y ambientes para el silencio, para la paz…y esto desde una muy seria formación teológica y litúrgica. Finalmente quiero resaltar que la vida contemplativa me llega muy adentro y que mantengo relación con diversos monasterios de diferentes órdenes: Clarisas (Capuchinas y Franciscanas), Jerónimas, Cistercienses, Benedictinas y Carmelitas.

¿Vivimos en una sociedad al margen de la religión?

Si y no. Esto es una contradicción, pero creo que nuestra sociedad es contradictoria en este campo, como en tantos otros. Hay mucho acto religioso, mucha cofradía y mucho ruído “religioso”, pero una religiosidad profunda y que realmente se manifieste en creyentes comprometidos, me parece que es muy escasa aunque, cuando se da, también creo que es de mucha calidad. Y hay algo muy negativo: desgraciadamente, entre quienes viven una religiosidad más profunda, hay mucho de lo que el Apóstol ya censuraba”: “Yo soy de Pablo, yo de Apolo…”