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¿TIEMPO DE CALAMIDADES O TIEMPO DE GRACIA?

Este acontecimiento que nos ha tocado vivir, tiene que dejar en cada uno un significado y un efecto en nuestra vida, vida que ha hecho un alto, como el semáforo en rojo, para reflexionar de qué manera la estamos viviendo, ya que todos, sea por contraer este virus o por otra enfermedad o por otro motivo, la muerte es inevitable para todos. Y, ¿estamos preparados para ello?

Este momento puede ser motivo de salvación y de enderezar nuestro camino si hemos estado caminando por un camino equivocado. Esta es la oportunidad de trabajar y luchar en el Amor, la Unidad y Solidaridad, por el bien común.

Queridos hermanos este acontecimiento tiene toda nuestra atención y en muchas personas les lleva al dolor, a la tristeza, a la impotencia; el ánimo decae y algunos hasta creen que es el fin del mundo y, a Dios, ¿en qué lugar lo dejamos? ¿En dónde queda nuestra fe y esperanza?

Es tiempo de volver nuestra vida a Dios, un Dios al que hemos dejado a un lado, y al que queremos quitar de nuestra vida sin comprender que sólo de Él y de nadie más, viene nuestra salvación, que nos ama entrañablemente y solo quiere nuestro bien.

Ante esta crisis, me resulta incomprensible el por qué de este contagio tan extremo que ha pasado tan rápidamente a casi todo el mundo, ¿qué hay de fondo en todo  ésto? El mismo hombre destruye al hombre, nuestra casa común y todo lo que Dios ha puesto en nuestras manos para vivir feliz y dar vida. Cuántas manifestaciones antes de padecer esta epidemia se realizaron a favor de la muerte, sí de la muerte, ya que piden la legalidad de Aborto, ¡Cuánto dinero se ha invertido para favorecer la realización de ello! ¡Miles y miles! Para dar muerte a un ser vivo, además totalmente indefenso; y, para resolver la demanda de lo necesario para administrar a los enfermos del Covid-19, como es el caso de los respiradores y lo demás necesario, no hay dinero para invertir en ello, así que también se da la muerte.  En Argentina, por ejemplo, se le ha privado de ejercer a un médico por no querer realizar un aborto y aquí en España se ha tenido la necesidad de llamar a los estudiantes de medicina y a los médicos ya jubilados para apoyar en atender a los innumerables enfermos contagiados, esto por nombrar un ejemplo.

Queridos hermanos, con esto no quiero aumentar su pesar, al contrario es para despertar en cada uno y aumentar en otros, su amor y fidelidad a Dios, es unir la oración de cada uno y presentársela a Jesús para que Él la presente a su Padre y nos ayude a salir victoriosos ante este mal que envuelve a todo el mundo y nos ayude a que después de que pase la tormenta  volvamos nuestra mirada a Él, entregarle nuestra vida con un corazón nuevo, dispuestos a reconstruir todos juntos con Amor, Caridad, Paz, Justicia y Solidaridad  este mundo. Es una coincidencia que este mal esté pasando en el tiempo de cuaresma, tiempo de ayuno de abstinencia, sacrificios, para después llegar a la Resurrección, a la Victoria del Señor contra la muerte. Algunos pensarán que este tiempo no se está viviendo, pero es todo lo contrario, se está viviendo más que nunca, ya no como algo de costumbre, de tradición, como siempre; es vivido en su propia carne. Jesús pasó cuarenta días en el desierto ayunando, y venciendo las tentaciones que le presentaba el demonio; ustedes también están en su desierto 40 días o quizás más (los que no tienen una vida como yo, monja de vida contemplativa y de clausura), encerrados en sus casas u hogar, propio de su estado de vida, apartados como si estuvieran en el desierto, ayunando; si algunos lo están haciendo con el alimento, benditos sean, pero otros están ayunado de privaciones, por ejemplo: ir con los o las amigas al Bar par a tomar alguna bebida en su compañía, ayunando de todo lo acostumbrado a realizar cada día, para muchos están haciendo un ayuno que más les cuesta sacrificar me refiero a ir a la Iglesia a Orar, participar de la Eucaristía y más aún de no poder comulgar. Así cada uno expondrá qué sacrificios, abstinencias y ayunos están realizando en estos momentos, sí que los habrá y este momento es la oportunidad de ofrecerlos al Señor y vivirlos desde la Fe y la Esperanza. Cuántos pasajes de la Biblia nos habla de la destrucción de un pueblo, y por la unión de todos los que la habitaban, con  su oración, intercesión, el ayuno y penitencia, con un corazón arrepentido y humillado, Dios les escuchó, los perdonó y salvó misericordiosamente liberando a todo el pueblo de la muerte y destrucción.

En este momento y para cuando pase el peligro el único medicamento que es y será efectivo es la SOLIDARIDAD en toda su amplitud, sin quitar el primer lugar  a Dios.

Les hago llegar a cada uno en particular de parte de mi comunidad de Clarisas Capuchinas de San Antón, nuestro afecto y solidaridad que lo convertimos cada día en Oración y sacrificios  a nuestro buen Padre Dios por cada uno de ustedes en las circunstancias por las que estén pasando en este momento ya sea que han sido víctima de contraer este virus, o están ante el dolor de haber perdido a un ser querido por este motivo o simplemente están sin salir de casa para evitar la propagación del contagio. Y no sólo por este motivo es nuestra oración también por aquellos que están padeciendo por otra causa.

 “EL SEÑOR LOS BENDIGA Y LOS GUARDE, LES MUESTRE SU ROSTRO Y TENGA MISERICORDIA DE USTEDES, LES MIRE BENIGNAMENTE Y LES CONCEDA SU PAZ, EL SEÑOR LOS BENDIGA HERMANOS. AMÉN.”

(Bendición de San Francisco)

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