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Sor Verónica Lagasca -Cap X

No, sé por qué circunstancias, se descubrió la cosa y éste fue el motivo de la detención, que ellas no sabían el porqué. Las dos se encontraron, creo que fue en la Dirección de Seguridad y estaban contentisimas de pensar que era sólo por el hecho de ser monjas, e iban a conseguir el martirio… De allí las llevaron a las Salesas para hacerlas el interrogatorio, parece ser, que las olvidaron y pasaron tres días en el calabozo sin que casi se ocuparan de ellas, pero nada les importaba, gozosas con la ilusión del martirio, después nos contaban, habían sido los días más felices de su vida. E incluso dicen, que dormían bien, sobre un banco y a pesar de que algún día hubo mucho alboroto, por una presa demente que no dejó dormir a nadie, ellas no se enteraron hasta el día siguiente.

Esta tranquilidad y el no quejarse de nada y verlas tan alegres, llamó la atención de todos, incluso del carcelero, que les preguntó a qué esperaban, como dijeron que a que las llamasen para el juicio, cosa que lo más que solía tardar era un día, fue a dar aviso del descuido y pronto vinieron a buscarlas, primero a la M. Verónica. Enterada la M. del asunto y de que culpaban más a la M. Vicaria, se arrojó al suelo de rodillas y con los brazos en cruz, dijo a los rojos, que por amor de Dios no castigasen a la Madre Vicaria, que ella era la culpable, y que la M. Vicaria solamente había hecho un acto virtuoso obedeciéndola, Llamaron entonces a la M. Vicaria y ésta una vez informada, se culpaba a sí misma y decía que era ella solamente la culpable, creo que ésta también se arrodilló, cosa que les mpresionó 
mucho, haciéndolas levantarse en seguida, estaban todos admirados del caso, creo también, que les dijeron que cómo habían hecho eso, y la Madre contestó, fue ella lo había mandado hacer por tonta…que no había pensado tuviera importancia saliera de Madrid una mujer, añadiendo, creí que estorbábamos. Así quedo la cosa en suspenso, para que fuese juzgada por otro tribunal y las dijeron podían llevar abogado. Como tanto el Sr. Conde de Cabarrús como otras personas habían seguido los pasos de las detenidas, aunque ellas no se preocupaban de nada, (las llevaban algo de comer) al saber las pasaban a otro tribunal, buscaron no solamente abogado, sino la benevolencia del juez (que es de suponer no sería un rojo, por lo bien que lo hizo), las prepararon, para que en el interrogatorio sin mentir, que no hubieran admitido, dijeran tan sólo lo que podía favorecerlas. Todos lo hicieron bien, por lo visto, y la misma sencillez con que se portaban las favorecía, se repitieron por fuerza, las mutuas disculpas y culparse cada una, y aun hubo detalles tan graciosos, que dieron ocasión de que resultase famoso aquel juicio, que por ser público, lo presenciaron algunas personas y aun una de nuestras hermanas, la M. Rosa que lo contaba después con gracia. Dicen que tanto reía el público, que dijo el Juez “¿no se dan ustedes cuenta de que están convirtiendo una cosa tan seria como un juicio, en un sainete? Por supuesto la sentencia, aunque no definitiva fue a favor, por eso las dijeron, que quedaban con libertad provisional, pero con la obligación de presentarse cada semana “solo para que nos veamos las caras y se convenzan de que no somos tan malos los rojos”. Pero como surgió el viaje de salida, se fueron sin la confirmación de la sentencia.

Es indecible el trajín que tuvo la Madre Veronica y otras que la ayudaron, para avisar, reunir documentos, prepararse todas, etc., para este viaje tan inesperado y precipitado, estando hospedadas algunas lejísimos de otras, y sin luz por las calles de noche.

La Divina Providencia, fue allanando las dificultades y pudieron salir de Madrid 15 monjas de esta comunidad y precisamente el día de N. Señora de la Paz 24 de enero; hemos podido constatar, que tanto las fechas de salida, no solo de este grupo, sino de las que salieron independientes con su familia y las llegadas a los conventos que nos hospedaron, fue siempre fiesta de la Virgen o sábado en lo que vimos la protección de Ntra. Sra. Que está elegida por Abadesa perpetua de esta Comunidad.

Sor Caridad

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