San Juan de Dios
Hoy os quiero hablar de una figura excepcional: Juan de Dios. Nació a finales del siglo XV el 8 de marzo del año 1495.
Era de nacionalidad portuguesa del pueblo de Montemayor el Nuevo, de la diócesis de Évora. Su fiesta se celebra el 8 de marzo.
Vivó mucho tiempo en casa de un mayoral de la villa de Oropesa. Trabajó para él en las labores del campo y guardando ganado. Y fue muy querido por todos los de la casa.
Pero podemos asegurar que su verdadera actividad la realizó en la ciudad de Granada. Es el Niño Jesús quien se le aparece y le dice estas palabras: “Granada será tu cruz” Entra Juan en la ciudad y ve la mezcla de esplendor y mendicidad. Un mundo lleno de miserables y hambrientos, riadas de desvalidos.
Es un sermón de Juan de Ávila determinante para él. Terminado el sermón se vio tocado por la gracia divina y salió del lugar dando voces y pidiendo al Señor misericordia.
Se despojó de todas las pertenencias personales y quedó en la más extrema pobreza. Juan se está convirtiendo en uno de tantos para ser pobre entre los pobres. La gente lo toma por loco porque esta forma de obrar es locura. Desde esta experiencia él hace por Jesucristo, que es fiel y durable una opción preferencial por los más pobres e la sociedad. En esto consiste su conversión. Su cambio de mentalidad en una realidad para el cambio social, expresado en su manera de vivir.
Juan de Dios haciendo el bien y ofreciéndose así mismo en su hermano y prójimo. Aclara en qué consiste la perfecta alianza de Dios con el hombre.
Fueron dos hombres honrados de la ciudad los que lo llevaron al Hospital Real. En el Hospital comienza una nueva etapa de su vida y aquí en este lugar recibirá el carisma de la misericordia, a la vista de tantos enfermos y pobres necesitados.
En su propia carne experimenta el trato que reciben los enfermos y desde esta situación él será la ayuda de Dios para quien lo necesite.
Andando por los suburbios granadinos le surge la idea de recogerlos y librarlos del frio de las calles pero no sabe dónde llevarlos, pues sabe que este frio les provocará la muerte.
En una casa señorial descubrió que un blasón tenía una espada sobre un corazón con la inscripción: “El corazón mande” Juan de Dios interpretó que el corazón manda hacer caridad. Lo cierto es que consiguió permiso del señor de la casa para llevar algún que otro pobre al zaguán. Y poco a poco convirtió aquél zaguán en un pequeño hospital. Eran tantos los pobres recogidos que el propietario de la casa mandó que le diesen una casa accesoria que tenía para que recogiera a los pobres. Con la ayuda de alguna de algunas personas devotas consiguió una casa cerca de la plaza Bib-Rambla. Este fue el primer hospital de San Juan de Dios, aunque con medios muy precarios.
Ya no esperaba a que los pobres y enfermos llegaran al hospital sino que salía a buscarlos y los cargaba sobre sus hombros y les prestaba los servicios necesarios porque para Juan de Dios el dar era una necesidad inspirada en el amor de Dios que se entregó a sí mismo hasta dar la vida por los demás.
Empecé diciendo que iba a hablar de una persona excepcional, creo que con todo lo relatado queda patente.
Sor Francisca