La Familia
Cuidad la amistad entre los miembros os problemas, estarán pero en una familia, con amor se busca la solución, no destruyendo esto, para resolver aquello. No compitiendo. Siempre con un corazón grande. Dejando pasar Sonreir desde el corazón.
El signo de ello es la alegría. Sentirse llamados a llevar la sonrisa de Dios.
Una familia sin alegría, es una familia que se apaga. Por el contrario, donde abunda la alegría, es un verdadero Don de lo alto. Que saben aceptarse y se comprometen en la vida familiar, confiando en la acción del Espíritu Santo. La hermandad, incluso con todas las diferencias posibles, es una experiencia de amar que va más allá de los conflictos.
El encuentro y la acogida de todos. La solidaridad y la fraternidad, son elementos que hacen nuestra civilización, verdaderamente humana.
La alegría nace de la gratuidad de un encuentro y esto lleva a no sé, sino a abrirse, lleva al servicio de unos con otros. Hace ir adelante, con el testimonio de la ternura y del amor.
La gente de hoy tiene necesidad ciertamente de palabras, pero sobre todo, tiene necesidad de que demos testimonio de la Misericordia, la Ternura del Señor que enardece el corazón, despierta la esperanza, atrae hacia el bien. ¡La alegría de llevar la consolación de Dios!
En un mundo de desconfianza, desaliento, depresión. En una cultura en donde los hombres y mujeres se dejan llevar por la fragilidad y la debilidad, el individualismo y los intereses personales, se nos pide introducir la confianza en la posibilidad de una felicidad verdadera, de una esperanza posible, que no se apoye únicamente en los talentos, en las cualidades, en el saber sino en Dios.
A todos se nos da la posibilidad de encontrarlo, basta buscarle con corazón sincero. Espero que todo lo expresado aquí, os haga reflexionar y estreche vuestros vínculos familiares.
Seguiremos en contacto.
Sor Francisca