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Fuegos y más fuegos; pero no es lo mismo

¿Queremos nuestra casa común, esta casa que Dios nos dió para todos?
Yo, creo que no. Pero es que al no querer la casa, no nos queremos a nosotros mismos.

 Al dañar esta casa nos estamos haciendo daño a nosotros mismos, nos estamos quedando sin tantos bienes como Dios nos ha puesto en esta “casa común”.
Que es de todos y tendríamos que cuidar todos, con mimo y con cuidado, cada uno en esos miles de detalles, de no desperdiciar agua, luz, etc….

Como cuidamos nuestra casita donde vivimos en familia. En ella procuramos no tener desorden, procuramos cuidarlo todo al menos si nos queremos, y deseamos estar a gusto y disfrutar en familia. Fijándome en un solo detalle de lo que como digo escucho en las pocas noticias que recibo, sin indagar en muchas cosas me voy a fijar en la cantidad de fuegos que se han provocado en nuestro país (España).

Al escuchar esas noticias de que dispongo como he dicho en “Radio María” veía lo poco que amamos esta nuestra vivienda común, los destrozos inmensos que provocamos y que nos afectan a todos, a los que los provocan y a los que los sufrimos que somos todos. Todos los días escuchaba tantísimas hectáreas arrasadas por el fuego, don personas desplazadas por el fuego.

¿Sacan algún provecho los que lo provocan?
Creo que no es locura, es maldad, es tal vez ignorancia. Todo puede ser, pero por ello debemos darnos cuenta, hablar, pensar y sobre todo amar. Cumplir el mandamiento del amor, amor a Dios en su creación, dando gracias por la casa tan bella que nos ha dado. Amor a los demás porque es inmenso el daño que 
les hacemos si tienen que desalojar sus casas y sus cosas sin saber si a la vuelta encontrarán algo…La que escribe esto en una ocasión tuvo que desalojar su convento por uno de estos incendios provocados.

Dios hizo que el fuego se detuviese junto en la tapia de entrada; sin prender los árboles que estaban junto a ella. Pero supimos de la angustia de tener que coger solo el Santísimo Sacramento, nuestras enfermas y salir deprisa, sin nada más…
Donde llegamos nos dieron amor y tila pues es angustioso.

Por fin amor a nosotros mismos, porque los que provocan el fuego también se hacen daño a sí mismos, pues las consecuencias del fuego repercuten y toda “nuestra casa común¿Qué tipo de casa vamos a dejar a nuestros hijos?

(Parece es una de las preguntas del Papa Francisco)

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