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Día de la Vida Consagrada

.. “si sois lo que tenéis que ser prenderéis fuego al mundo”, y he escogido la misma para hablar de la vida consagrada, porque si todos los religiosos/as somos lo que tenemos que ser prenderemos fuego al mundo, ese fuego de amor y paz llegará a nuestros corazones y al de todos nuestros hermanos.

¿Y qué es lo que tenemos que ser?, pues almas que estén muy unidas a Cristo, sobre todo en el trato con El. Cuando una persona ama a otra tiene grandes deseos de estar con él o ella, si nuestro  amor por el Señor es grande tendremos igualmente grandes deseos de acompañarlo, de estar con El, a veces sin decirle nada solo estar allí, permanecer en su presencia, bajo su mirada. Lo que nos ocurre es que a veces ese amor esta flojo o se enfría, entonces como dijo el papa Francisco, pedirle al Espíritu Santo que avive ese amor a Nuestro Señor, volver al amor primero, y poder fijar nuestra mente y nuestro corazón en Cristo nuestro esposo, porque es verdad que a veces nuestra mente va a otro sitio, pues como decía Santa Teresa de Jesús, la imaginación es la loca de la casa, y esto es fruto de que nuestro corazón no está en Dios todo lo que debería estar y anda dividido. Pero si “somos lo que tenemos que ser prenderemos fuego al mundo”. 

Otra de las claves además de la oración, contemplación asidua y continua búsqueda del rostro de Dios es la humildad, no hay nada que agrade a Dios más que un alma humilde, todo lo que pida a Dios se lo concederá, cuando interceda  por sus hermanos del mundo, Dios la escuchará y así prenderá fuego en las almas, fuego de conversión y de volverse a Dios, acoger su amor y perdón. Por ello con mucha razón decía Sta. Teresita del Niño Jesús: “lo que agrada a Dios en mi pequeña alma es que ame mi pequeñez y mi pobreza, es la esperanza cierta que tengo en su misericordia”. También prenderemos fuego al mundo si confiamos siempre en la misericordia de Dios, aunque nuestros pecados a veces sean muchos o  grandes, no dejar nunca de esperar y confiar en la misericordia de Dios porque como le dijo Nuestro Señor a Sta. Margarita de Alacoque en una de sus apariciones, que una de las cosas que le dolían más es la desconfianza de un alma consagrada.

Con el fuego de la caridad, de la generosidad, entrega y amor a la cruz también se puede prender fuego al mundo, por tanto pedirle al Espíritu Santo que seamos lo que tenemos que ser para que así arda el mundo entero en amor a Dios y a toda la humanidad.

Sor Alicia María

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